jueves, 12 de febrero de 2009

La Gran Misión Continental en la parroquia El Buen Pastor


Mons. Pablo Cedano Cedano

Pasos a dar:


1) Partir de los18 sectores en los que está dividida la parroquia.
2) Dar las formaciones correspondientes a los 250 misioneros y misioneras que necesitamos.
3) Recabar los fondos necesarios para los gastos que conlleva la Misión.
4) Hacer Publicidad.
5) Buscar casas o centros de Misión.
6) Escoger los coordinadores de la misión.
7) Buscar colaboradores de la Misión.
8) Buscar Formadores de los misioneros.
9) Adquirir los libros para la Misión.
10) Realizar la Misión.

Organización:


1) Los misioneros se dividirán y enviarán en grupos de 2 o 3 personas.
2) Visitarán con un distintivo especial las casas y apartamentos, dejarán breve mensaje durante dos o tres minutos y entregarán una breve carta de invitación del párroco e invitarán a la casa o lugar de la misión.
3) Luego habrá un retiro con los que hayan participado, a lo cual le seguirán otras charlas de mucho interés para los que quieran organizarse en comunidad.

Resultados deseados:

Que todos tengan un profundo encuentro con Jesucristo, organicen su vida cristiana personal y en comunitariamente para que empiecen a disfrutar en comunión de las gracias y bendiciones de Dios y coronen su vida participando con Cristo en la casa de Dios.

“Con Cristo en el corazón evangelicemos la parroquia El Buen Pastor”

¿En que consiste la Misión Continental de la Iglesia Latinoamericana?


Rev. P. Manuel Antonio García

Las obras de poder en el Evangelio son siempre una enseñanza que lleve a compromiso de servicio o lo que es lo mismo, seguir a Jesús, evangelizar o misionar.

La suegra de Pedro, curada de la fiebre, se levantó y comenzó a servir. Esta mujer representa a la Iglesia-humanidad.

"Servir", para los griegos, era una acción indigna. La dignidad era dominar, no servir. El fin del hombre es conseguir el perfecto desarrollo de su personalidad, no el servicio al prójimo.

El Papa Benedicto XVI hace acopio de la petición de los Obispos latinoamericanos en Aparecida de relanzar la misión de la iglesia con todas sus consecuencias verdaderamente humanas, para que todos los hombres participemos de la Eucaristía que sana.

No se trata de evangelizar por gusto, porque me dieron un espacio de realización humana, y los demás me reconocen, un pasatiempo en mis ratos libres y eso llena esto mi existencia aburrida, o por negocio, en búsqueda de ganancias pecuniarias.

La misión de la iglesia de evangelizar consiste:
  • Llevar la palabra de Dios para que responda a la pregunta del hombre, y que este sea en consecuencia sea responsable.
  • Asumir la existencia humana de acuerdo al Evangelio con esperanza
    Tener misericordia con los más débiles
  • Interpelar a los que no quieren problemas de compromiso eclesial
  • Llevar a todas partes la locura del Altar de la cruz del amor a los enemigos

Jesús vive totalmente entregado a su tarea evangelizadora, pero se resaltan los ratos largos y continuos para retirarse a orar.

Los discípulos misioneros aprendemos a compaginar la vida activa con la vida de oración y recogimiento donde cambia Jesús el corazón y nos pide lo que quiere de nosotros. Este cambio se produce de manera privilegiada en la Oración Litúrgica y en la Santa Misa.

Vida de discípulos en oración y de misioneros en el servicio de la Iglesia para el mundo.

NO ASPIRAMOS A POCA COSA

"Ustedes será mis testigos (Hechos 1,8)



Mons. Pablo Cedano Cedano

Mientras cunde el temor y crece la depresión ante el derrumbe económico de las grandes naciones por el mal manejo de las economías a nivel mundial, la Iglesia con su soporte divino sigue creciendo incesantemente, pues no se cansa de sembrar la semilla del Evangelio, especialmente en esta hora de misión continental con los millones de misioneros que a partir de marzo 2009, serán enviados a visitar casa por casa, familia por familia, comunidad por comunidad a todo el pueblo de Dios, para dejar un mensaje de paz de de fraternidad y de esperanza como fieles testigos del amor de Jesucristo.

En este sentido, La Iglesia, lejos de pronosticar un año de crisis en su institución, anuncia un año de crecimiento, ya que su mística está apoyada en la fe, en la fuerza del Espíritu Santo y en Jesús que en el amor del Padre nos acompaña siempre.

En este tiempo de Misión Continental, seguiremos las pautas de Jesús que, reunido en un monte alto con sus discípulos momentos antes de su Ascensión al cielo, les dijo:

Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo cuando venga sobre, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los extremos de la tierra (Hechos 1,8).

Testigo es el que da fe, sobre lo que ha visto o presenciado, sea a favor o en contra de alguien. Jesús es llamado el testigo fiel (Apc. 1,5;, 3,14).

Los Apóstoles son testigos de la vida de Jesucristo, y de su resurrección (Lc. 24, 48; Hechos 1,8.21-26). El cristiano debe dar testimonio de su fe y de su esperanza con su vida (GS).

Apreciadas familias, ustedes también con igual derecho, como bautizados y bautizadas, están llamadas a ser testigos permanentes de Jesús. Cuando ustedes priorizan sus deberes de esposos y de padres y viven su vocación de familia, ustedes están siendo testigos de Jesús.

Cuando ustedes bautizan a sus hijos y más tarde los preparan para su Primera Comunión y la Confirmación, ustedes están siendo testigos de Jesucristo.

Cuando van en familia los domingos a la Misa, cuando educan bien a sus hijos, cuando los envían a la escuela o colegio, cuando son medidos en su trabajo y en cualquier otro lugar y ponen fe en todo lo que hacen, ustedes están siendo testigos de Jesucristo, y con todos los misioneros pueden gritar: “Con Cristo en el Corazón Evangelizamos la Nación”.

La enseñanza de Jesús Maestro


Rev. P. Manuel Antonio García

Jesús Maestro, como dice la gente sin instrucción, “hablaba” con autoridad a las muchedumbres y esto era un auténtico escándalo, que levantaba el asombro y la polémica, la fe y la contradicción.

Los que creían en él decían: "Tú tienes palabras de vida eterna". Y los que no creían le llamaban loco y endemoniado.

Jesús no enseñaba como los letrados y rabinos que enseñaban en Israel por oficio con réditos económicos y de prestigio. Su oficio era leer lo que estaba escrito y repetir lo que ellos habían aprendido antes en las escuelas, administrar las verdades y creencias adquiridas, lo que siempre se había dicho. Su magisterio era conservador, legalista y ritualista. Se olvidaban del espíritu, y mataban del aburrimiento. Por eso no asombraban a nadie.

La enseñanza del Maestro es una revelación progresiva de su persona, manifiesta en los Sacramentos de la Iglesia, resultando en unidad su enseñanza, su poder para liberar del mal y el anuncio de su pasión, muerte y resurrección.

La Iglesia, Madre y Maestra escucha y se nutre de la Palabra Encarnada en la Cruz del Altar, para con plena libertad, según la tradición viva y vivificante, custodiada en el depósito de la ortodoxia.

La Iglesia denuncia y renuncia a los demonios actuales: la ambición de poder y de dinero, la manipulación de los medios de comunicación, la violencia y el comercio con la sexualidad, las envidias, rencores e incomprensiones a todos niveles.

¿Cómo recibimos y enseñamos nosotros el Evangelio?

Se nos pide una respuesta vivencial de seguimiento en el Espíritu. Conexión con la Palabra Sacramental, verdaderamente divina y sorprendente en la fuerza de la autoridad que destruye a los malos espíritus.

Hemos de recuperar la capacidad de asombrarnos ante el Evangelio del, que supone un camino, un itinerario, que no permite instalarse, donde no hay autosalvación, sino entrega. Lo contrario es no estar dispuesto, por apegos, pereza o por miedo, a enfrentarse por sí mismo y a compartir con Jesús y con los demás los riesgos y peligros del Evangelio.

Renovemos nuestro compromiso eclesial…

Llamados a vivir en comunión

Mons. Pablo Cedano Cedano

Partimos de Dios que vive en su esencia divina la comunión trinitaria basa en el amor del Padre del hijo y del Espíritu Santo, Dios Santo Trino y Uno.

En una ocasión en que Jesús estaba con sus discípulos les habló de su ida a la casa del Padre a prepararles un lugar y que luego volvería por ellos, Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta. A esto respondió Jesús, Felipe el que me ve a mi ve al Padre. ¿Cómo es que dices: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? (Juan 14, 8 8-10)

El primer capitulo del Catecismo de la Iglesia Católica, nos enseña la Iglesia, el deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no deja de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar (No. 27).

Por otra parte el Vaticano II, en su documento Gaudium et Spes 91,1, nos dice: La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. El hombre es invitado al diálogo con Dios desde su nacimiento; pues no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado siempre por amor, y no vive plenamente según la verdad si no reconoce libremente aquel amor y se entrega a su Creador.

Hecho a imagen y semejanza de Dios, el hombre por creación y nacimiento posee la facultad de amar y vivir en comunión consigo mismo, con Dios, con los demás y con toda la creación que Dios ha puesto en sus manos para que la desarrolle y le glorifique (cf. Genesis 1, 28).

En este sentido, rota esta comunión por el pecado de nuestros primeros padres, Dios se muestra misericordioso, e inicia un proceso de reencuentro llamando a Abrahán y prometiéndole descendencia más numerosa que las estrellas del cielo, pues ambos eran viejos y no tenían hijos.
No obstante la esclavitud de Egipto por más de 400 años, Dios recupera a su pueblo, lo lleva al desierto camino hacia la tierra de promisión y, al pié del monte Sinaí, le da la tabla de los diez mandamientos a fin de mantener la comunión como hemos dicho antes.

Los profetas enviados por Dios a su Pueblo, animaban la presencia de Dios que les acompañaba, y les advertían las consecuencias negativas de la violación de los mandamientos. Pero es en Jesús y Maria cuando adquirimos nuevamente a plenitud la comunión, vinculo de unión entre Dios y el hombre, el hombre consigo mismo, entre sí y con la creación (cf. Exodo 24).

Con la muerte y Resurrección de Jesucristo y los Sacramentos, especialmente Eucaristía, tocamos el cielo, ya que él vino a hacerse uno con nosotros para que nosotros, en el Hijo y el Espíritu Santo, viviéramos la comunión a plenitud.

¿Como anda tu comunión con relación a Dios, contigo mismo, con tu familia, con la comunidad y con el medio ambiente que nos acoge? Según esto, Autoanalízate y verás que esto medirá el grado de tu paz y tu felicidad.

María: la orante perfecta


Diac. Freddy Vargas


María es la orante perfecta, figura de la Iglesia. Cuando le rezamos, nos adherimos con ella al designio del Padre, que envía a su Hijo para salvar a todos los hombres.

Como el discípulo amado, acogemos a la Madre de Jesús (cf Jn 19,27), hecha madre de todos los vivientes. Podemos orar con ella y a ella.

La oración de la Iglesia está sostenida por la oración de María. La Iglesia se une a María en la esperanza (cf LG 68-69). (María nos acompaña en la oración. Ella nos lleva a Jesús, y Jesús a Dios Padre, en el Espíritu Santo).

Recordemos lo que nos enseña el Papa: que el rosario y la devoción a María es Cristología porque nos hace meditar los misterios del Señor; y trinitaria, porque nos lleva por medio de su Hijo al trato íntimo con las tres Personas de la Santísima Trinidad. Por eso es una oración sencilla y profunda a la vez.

En esta etapa de evangelización; agarremos nuestro Rosario, unámonos todos, y con María a remar mar adentro en esta misión continental.

La persona de Jesús, El Maestro de Galilea


Rev. P. Manuel Antonio García


Todo este 2009 nos acompaña los Domingos, el Evangelio de San Marcos, tan propio del Ciclo B litúrgico. Se destaca por encima de todo, la vida y muerte de nuestro Señor Jesucristo en clave pascual, sustentado esto en sus palabras y obras que tiene como centro:

El reinado de Dios.

Jesús, es a la vez el mensaje y el mensajero del Reino que pide mucho más que cambiar de conducta o adherirse a una doctrina. Convertirse significa para los discípulos misioneros cambiar la mente, el corazón, el vivir desde Cristo.

Nada hay tan urgente y apremiante como la conversión al reinado de Dios que pide escuchar la llamada de Jesús, abandonar las seguridades a y dejarlo todo para seguirle.

El documento de Aparecida en el N. 131 nos aclara este punto: “El llamamiento que hace Jesús, el Maestro, conlleva una gran novedad". En la antigüedad, los maestros invitaban a sus discípulos a vincularse con algo trascendente, y los maestros de la Ley les proponían la adhesión a la Ley de Moisés. Jesús invita a encontrarnos con Él y a que nos vinculemos estrechamente a Él, porque es la fuente de la vida (Cf. Jn 15, 5-15) y sólo Él tiene palabras de vida eterna (Cf. Jn 6, 68).
En la convivencia cotidiana con Jesús y en la confrontación con los seguidores de otros maestros, los discípulos pronto descubren dos cosas del todo originales en la relación con Jesús. Por una parte, no fueron ellos los que escogieron a su maestro fue Cristo quien los eligió. De otra parte, ellos no fueron convocados para algo (purificarse, aprender la Ley…), sino para Alguien, elegidos para vincularse íntimamente a su Persona (Cf. Mc 1, 17; 2, 14)”.

San Marcos siempre nos va a presentar a Jesús con sus discípulos, personas concretas, esforzadas y valientes. El Maestro llama y pide una decisión que será la raíz y fundamento de la dirección de toda su vida.

El discípulo no discute, no negocia con el maestro, simplemente obedece y sigue, porque la presencia de Jesús se asegura en el mundo mediante la presencia de los discípulos.

Mensaje del de Paz del Papa Benedicto XVI

Mons. Pablo Cedano Cedano

El tema del Mensaje Papal habla por sí solo: Combatir la Pobreza, Construir la Paz. Indica de entrada, que no es pasible la paz en un sistema que evidencia y mantiene la pobreza de la cual se alimentan los políticos que tienen sobrada habilidad para lograr sus intereses personales, evadiendo generalmente la agenda para el bien común.

Como es palpable y fácil de entender, la pobreza y la paz se repelen. Ante la realidad latinoamericana y del Caribe, el Papa expresa su preocupación por “ha creciente entre ricos y pobres de una nación a otras y dentro de cada nación, lo cual debe plantela extrema pobreza en que viven poblaciones enteras”, y observa la “brecarse como un problema de conciencia de toda la humanidad”.

El Papa toca el tema de la globalización la cual debe tener en cuenta la dimensión espiritual y moral ya que todos compartimos un mismo proyecto divino que conlleva la vocación y la responsabilidad común de construir una familia. No basta, dice el Papa, enfrentar solamente los problemas económicos, pues hay otros de dimensión moral y espiritual, ya que cualquier pobreza lleva a irrespetar la dignidad trascendental de la persona humana.

El desarrollo equilibrado es el nuevo nombre de la paz, afirma el Papa, a la vez que aboga por el desarme cuyo costo debe emplearse para el desarrollo de los pueblos que sufren, y que se ven aún más amenazados por la crisis alimentaría que exige luchar solidariamente en contra de la pobreza a través de una globalización entre los mismos países ricos y pobres de manera que responda a los intereses de la gran familia humana.

Refiriéndose a la crisis económica mundial, el Papa observa la necesidad de manejar la economía en base al bien común a largo plazo, la urgencia de invertir en la formación de las personas, y el desarrollo de manera integrada para una cultura de iniciativa.

Por otra parte, el Papa señala que la globalización ha de ser dirigida con justicia y sabiduría, indicando que la desproporción actual es de orden cultural, político, moral y espiritual.

En su Mensaje el Papa indica que la Iglesia, como es evidente, se ha preocupado siempre y en todo lugar por los más pobres siguiendo el testimonio y mandato de su maestro y fundador, Jesucristo.

Finalmente, nos invita a ensanchar el corazón frente a las necesidades de los más pobres y a construir la paz combatiendo la pobreza.

¿Cómo y a quién es que tenemos que seguir?


Rev. P. Manuel Antonio García

La Eucaristía nos da la respuesta: "Este es el Cordero de Dios", para seguir, vivir y quedarse con El.

¿Qué vieron los primeros discípulos en Jesús para abandonar al Bautista y seguirle?

Experimentaron un encuentro personal y comunitario con Cristo Jesús, el cordero Dei, expresión propia de la hora del sacrificio a la misma hora y con el mismo sentido que se sacrificaban los corderos pascuales.

La palabra cordero significa para un pueblo de pastores, "uno de nosotros", y su sangre indica salvación de la muerte de Egipto y les abrió el camino de la libertad.

La llamada, la vocación es toma de conciencia del proyecto de Dios en nuestra vida, tal como lo hicieron Abraham, Moisés, Samuel, Jeremías, la Virgen María, Pablo de Tarso y tantos apóstoles, profetas y santos de todos los tiempos.

Hay tantas vocaciones terrenas, padre, obrero, sacerdote, empleada de hogar, patrono o ama de casa, que llevan a la vocación definitiva del camino hacia Dios como vocación fundamental.

Esta fue la respuesta de los primeros discípulos de Jesús:

1. Creer se expresa por el seguimiento, insertados en un pueblo inmenso de testigos que constituye la Iglesia para vivir según las indicaciones de sus pastores.

2. Ser Discípulo es también ser misioneros que hablan a otros de Jesús y conducirlos a El, como hace San Andrés, EL PROTOKLITO, el primer llamado, que anuncio a su hermano Simón Pedro al Mesías, o los lazos de la amistad o de la tierra, como en el caso de San Felipe y San Natanael.

Necesitamos todos, experiencia de Dios. La fe comienza con la experiencia en la vida de cada día con Jesús. Si bien es cierto que hay EQUIVOCACIONES de nuestra parte, nunca de Dios se trata de un camino con dificultades.

Que el Apóstol San Andrés y los primeros llamados nos enseñe a seguir a Jesús con prontitud (Cf. Mateo 4, 20; Marcos 1, 18), a hablar con entusiasmo de Él a todos aquellos con los que nos encontramos, y sobre todo a cultivar con Él una relación de auténtica familiaridad, conscientes de que sólo en Él podemos encontrar el sentido último de nuestra vida y de nuestra muerte.


Con Cristo en el corazón realicemos la Misión Continental



La Misión se está preparando y se realizará a nivel continental, porque el objetivo trazado en Aparecida, Brasil, por el Papa, y los Cardenales, Obispos, Sacerdotes y laicos que colaboraron, fue evangelizar a todo el Continente Latinoamericano simultáneamente en cada país, en cada pueblo, Arquidiócesis, diócesis, parroquia, sectores y familias, facilitando a cada persona, vivir una profunda experiencia del amor a Dios a los hermanos en comunidad, y al prójimo.

En el Antiguo Testamento se percibe a Dios guiando a su pueblo con exigencia y reglas que hay que cumplir para que todo ande bien y Dios no sea ofendido y no castigue. En cambio en el Nuevo testamento, nos presenta el amor del Padre cuyo amor a sus hijos sobrepasa las barreras de las ofensas, porque, si bien Dios aborrece el pecado, su amor por el pecador es infinito, ya que somos los hijos de su corazón.

El primer paso en el camino de la fe, es sentir el amor que Dios nos tiene, valorizándonos tanto que da el primer lugar a los más pequeños, a los más necesitados, a los enfermos y a los indigentes con los cuales se identifica Jesús hasta decir que todo el bien que se les hace a un necesitado, es como si se lo hicieran a él, y que “aún, vaso de agua dado en su nombre será premiado”.

Dios es amor, nos dice San Juan en su primera carta Cap. 4, v. 8. Nos ama “en las buenas y en la malas”, a mí, a ti y a todos. Su amor se vuelve incomprensible y misericordioso, cuando es capaz de entregar a su propio Hijo sabiendo lo mucho que iba a sufrir desde el pesebre hasta una cruz.

El amor de Dios sobrepasa todas las barreras humanas y cuando, como el Profeta Elías, nos encontramos cansados en el camino de la vida, y creemos que todo se a acabado y que ya no hay nada que hacer, él sale a nuestro encuentro, nos anima, nos levanta y nos hace sentir que en su amor todo es posible.

Cuando nos encontramos solitarios, sin nadie que nos apoye, más aún, sin nadie que nos brinde un poquito de amor y comprensión, o bien, cuando nos encontramos tan embarrados del pecado, que hasta llegamos a creer que no tendremos perdón, él se acerca y nos dice: “Yo no he venido por los justos, sino por los pecadores”.

Durante la Misión tendrás la oportunidad de sentir y vivir el infinito amor que Dios tiene por ti en tu propio hogar y en el Centro de misión de tu sector, porque tú y todos, somos hechura de Dios, cada uno en particular, sin otro igual, con valores, dones y carismas, llamándonos siempre a participar de su amor y caridad hasta la plenitud del reino de su gloria.