jueves, 12 de febrero de 2009

"Ustedes será mis testigos (Hechos 1,8)



Mons. Pablo Cedano Cedano

Mientras cunde el temor y crece la depresión ante el derrumbe económico de las grandes naciones por el mal manejo de las economías a nivel mundial, la Iglesia con su soporte divino sigue creciendo incesantemente, pues no se cansa de sembrar la semilla del Evangelio, especialmente en esta hora de misión continental con los millones de misioneros que a partir de marzo 2009, serán enviados a visitar casa por casa, familia por familia, comunidad por comunidad a todo el pueblo de Dios, para dejar un mensaje de paz de de fraternidad y de esperanza como fieles testigos del amor de Jesucristo.

En este sentido, La Iglesia, lejos de pronosticar un año de crisis en su institución, anuncia un año de crecimiento, ya que su mística está apoyada en la fe, en la fuerza del Espíritu Santo y en Jesús que en el amor del Padre nos acompaña siempre.

En este tiempo de Misión Continental, seguiremos las pautas de Jesús que, reunido en un monte alto con sus discípulos momentos antes de su Ascensión al cielo, les dijo:

Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo cuando venga sobre, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los extremos de la tierra (Hechos 1,8).

Testigo es el que da fe, sobre lo que ha visto o presenciado, sea a favor o en contra de alguien. Jesús es llamado el testigo fiel (Apc. 1,5;, 3,14).

Los Apóstoles son testigos de la vida de Jesucristo, y de su resurrección (Lc. 24, 48; Hechos 1,8.21-26). El cristiano debe dar testimonio de su fe y de su esperanza con su vida (GS).

Apreciadas familias, ustedes también con igual derecho, como bautizados y bautizadas, están llamadas a ser testigos permanentes de Jesús. Cuando ustedes priorizan sus deberes de esposos y de padres y viven su vocación de familia, ustedes están siendo testigos de Jesús.

Cuando ustedes bautizan a sus hijos y más tarde los preparan para su Primera Comunión y la Confirmación, ustedes están siendo testigos de Jesucristo.

Cuando van en familia los domingos a la Misa, cuando educan bien a sus hijos, cuando los envían a la escuela o colegio, cuando son medidos en su trabajo y en cualquier otro lugar y ponen fe en todo lo que hacen, ustedes están siendo testigos de Jesucristo, y con todos los misioneros pueden gritar: “Con Cristo en el Corazón Evangelizamos la Nación”.

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