lunes, 22 de diciembre de 2008

La Navidad, Fiesta de alegría y esperanza


Mons. Pablo Cedano

Navidad significa nacimiento. Se aplica al día en que nació Jesús. La fecha exacta de su nacimiento no está escrita en ningún libro, nadie tomó nota del día, hora, mes y año, pues Jesús no escribió nada referente a él y a su misión, ni tuvo secretarios o periodistas que le siguieran en el curso de su vida. La Iglesia por deducción estableció la fecha del 25 de diciembre dividiéndose el tiempo en antes y después de Jesús.

El Ángel felicitó a María con alegría y la llamó dichosa cuando le anunció que Dios la escogía entre todas las mujeres para ser madre del Mesas. Al nacer Jesús en el Pesebre de Belén, hubo fiesta en el cielo y los ángeles cantaron gloria anunciando a los pastores que había nacido el Hijo de Dios.

La verdadera alegría nace en el corazón, viene de Dios, se vive y expresa con gestos y hechos y alcanza su mayor expresión en la oración que nos eleva a la contemplación del misterio de Dios que se hace hombre por nuestra salvación.

Los cristianos celebramos las navidades con fe, gozo y alegría en el templo y en el hogar, en la comunidad y en la familia, participando en la Misa del 24 de diciembre por la noche o el 25 por el día, y en la cena navideña en el hogar con los miembros de la familia y amigos especiales que llegan de cerca o de lejos para celebrar y bendecir su amor, su amistad con motivo del nacimiento del Señor.

Navidad es fiesta de esperanza, pues en ella se cifran los más altos ideales de todo el que quiere realizarse en la vida como humano y como cristiano hasta alcanzar la gran meta de la salvación que con el nacimiento y triunfo de Jesús resucitado, nos regala Dios.

Esperanza significa esperar. Esperar algo que se desea y se necesita. La esperanza su pone esfuerzo, sacrificio, voluntad, perseverancia y discernimiento para no equivocarnos, hasta llegar a la fe de San Pablo que dice: “Todo Lo puedo en Jesús que me conforta”.

Yo espero con ilusiones y esperanza ver el año 2009 y seguir identificado con Jesús al servicio la Iglesia, de esta Arquidiócesis y de esta parroquia, El Buen Pastor, con toda su feligresía y agentes de pastoral para seguir cumpliendo la misión que Dios nos ha confiado.

Yo espero que podamos avanzar y concluir, unidos en el esfuerzo, el primer nivel de nuestro salón parroquial. Yo espero que los cristianos y toda la fuerza viva de los que creemos en Dios y la vida, nos movamos para que nunca pase por el Senado de la República el proyecto maligno y criminal de los que proponen la despenalización del aborto.

Yo espero en el 2009, que se apliquen las leyes que condenan la corrupción y todos los narcos con sus diferentes apellidos, que se actúe con justicia en el sector público y privado, que se controle el derroche y las abundantes “botellas”, se supere la cultura de los vicios, y se cree un espíritu de lucha y de trabajo en pro de la patria y de la sociedad dominicana, especialmente en estos tiempos de crisis nacional y mundial. Y tú, ¿Qué espera para ti, para la familia, la Iglesia, tu parroquia y tu país?

miércoles, 17 de diciembre de 2008

¿Qué es la fe?

Mons. Pablo Cedano

“La fe es una adhesión personal del hombre entero a Dios que se revela. Comprende una adhesión de la inteligencia y de la voluntad a la Revelación que Dios ha hecho de sí mismo mediante sus obras y sus palabras”.

La fe, que es un regalo gratuito de Dios, es gracia y bendición, y la posee el que la recibe, la vive y la promueve, por ejemplo cuando Pedro confiesa que Jesús es el Hijo de Dios vivo, y Jesús declara que eso no viene de la carne, sino de Dios.

La fe es un don del Espíritu Santo en el cual la persona colabora al recibirla con un acto humano de libertad, voluntad e inteligencia que le permite adherirse a las verdades que Dios nos revela (Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña en el No. 154).

Santo Tomás afirma que en la fe, la inteligencia y la voluntad humana cooperan con la gracia divina cuando dice: creer es un acto de del entendimiento que asiente la verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia. El Papa Juan Pablo II enseña en su Encíclica Fe y Razón, que aunque la gracia está por encima de la razón, la fe y razón se complementan.

La fe se recibe y se alimenta en la Iglesia. San Cipriano, nos dice: La fe de la Iglesia precede, engendra, conduce y alimenta nuestra fe. La Iglesia es la madre de todos los creyentes. “Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por madre”.

Y el Papa Pablo VI como pastor de la Iglesia universal confirma a San Cipriano cuando escribe: “Creemos en todas aquellas cosas que se contienen en la Palabra de Dios escrita o transmitida y son propuestas por la Iglesia para se creídas como divinamente reveladas”. Santo Tomás de Aquino expresa en otra parte: “La fe es un gesto anticipado del conocimiento que nos hará bienaventurados en la vida futura”.

Jesús afirma que la fe es necesaria para la salvación: Vayan por todo el mundo, prediquen el Evangelio y bauticen a todos los que crean en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Los que crean se salvarán, los que no crean se condenarán (Mateo 28, 18-20; Marcos 16,16).

Como respuesta a la necesidad de la fe para la salvación, la Conferencia del Episcopado Dominicano con todos sus agentes de pastoral consagrados y laicos, se prepara para la Gran Misión Continental 2009-2011 con el Lema 2009: “Discípulo misionero, con Cristo en el corazón evangelicemos la Nación”.

Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios, nacido de la Inmaculada Virgen Maria


P. Manuel Ant. García

Comienza San Marcos con esta exhortación excelente de San Juan Bautista: "Preparar el camino al Señor, allanen sus senderos". Llamado a la conversión para tener un encuentro con el Señor que viene.

Celebrar el Adviento es algo bastante más profundo que el preparar el ambiente festivo navideño. Si nuestros caminos siguen torcidos, no hemos entrado en la gracia de la Navidad. Y cada uno sabe qué hay de torcido en su vida:

1. en la relación con Dios,
2. en el trato con el prójimo,
3. en el cumplimiento de los propios deberes.

El Adviento es un tiempo que dispone al espíritu humano a lo nuevo, a recibir la novedad evangélica. Es tiempo de expectativa ante lo que va a nacer, ante el alumbramiento de un desarrollo, de un resurgir del pueblo, de un alzar la cabeza. Es tiempo que hace presente lo perennemente nuevo; esa primavera ininterrumpida aun estemos en el desierto de la vida o un valle de lagrimas.

Es lo que celebramos en la Eucaristía, constante venida del Señor que nos ayuda a renovar, con esperanza nuestra decisión de seguir el camino del Evangelio hacia el Reino.

Es el Evangelio de Dios, Jesucristo, al que hemos respondido diciendo si en nuestro Bautismo y en los sacramentos de la Iglesia. En cada uno de ellos se nos da el Espíritu Santo. Ya no es sólo nuestra fuerza, sino la fuerza del Espíritu.

Mañana lunes, me vestiré de fiesta, quiero celebrar con mis hijos y hermanos, brindaré el mejor vino a mis hijos en la misa, cantaré con júbilo el GLORIA y el ALELUYA, porque celebraremos la memoria solemne de la Madre del Mesías, la fiesta de su Concepción Inmaculada. La mujer que mejor vivió en sí misma el Adviento, la Navidad y la Epifanía. Nuestra mejor maestra que nos ayudará a caminar, si tenemos sus mismas actitudes de María, en humildad y apertura, concibió lo nuevo y dio a luz el Evangelio.

Adviento y Navidad de la Gran Misión Continental

Mons. Pablo Cedano
Durante estas 4 semanas, del domingo 30 de noviembre al 24 de diciembre, la Iglesia Universal está preparando a toda su feligresía para celebrar con fe y amor, gozo y alegría la festividad del Nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios y de la Virgen María, que por disposición divina vino a salvarnos.

Durante este mes de diciembre 2008, y los meses de enero y febrero 2009, estaremos preparando el adviento de la Gran Misión Arquidiocesana, respondiendo a la solicitud del Papa Benedicto XVI, expresada en la V Conferencia de nuestro Continente, celebrada del 13 al 28 de mayo del año 2007 en Aparecida, Brasil, de que se celebrara una Gran Misión en todo el Continente.

En esa ocasión dijo a todos los Obispos del Continente: “Asumimos el compromiso de una Gran Misión en todo el Continente, que nos exigirá profundizar y enriquecer todas las razones y motivaciones que permitan convertir a cada creyente en un discípulo misionero.

Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida de Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza. Por eso, se volverá imperioso asegurar cálidos espacios de oración comunitaria que alimenten el fuego de un ardor incontenible y hagan un atractivo testimonio de unidad para que el mundo crea.

La fuerza de este anuncio de vida será fecunda si lo hacemos con un estilo adecuado, con las actitudes del Maestro, teniendo siempre a la Eucaristía como fuente y cumbre de toda actividad misionera. Nosotros somos ahora, en América Latina y El Caribe, sus discípulos y discípulas, llamados a navegar mar adentro para una pesca abundante” (Aparecida 362- 363).

Invitamos al Retiro que tendrá el Cardenal con todos los misioneros, misioneras y aspirantes, el 13 de diciembre como preparación espiritual para La Gran Misión arquidiocesana que se iniciará, Dios mediante, el día 1ro. de marzo, primer domingo de Cuaresma.

Hacemos la invitación a inscríbanse en la oficina parroquial, a todos los misioneros, misioneras y aspirantes de la parroquia de El Buen Pastor que deseen participar en la Gran Misión a partir del 1ro. de marzo 2009. Los misioneros misionarán en su propia parroquia o Zona en un tiempo acordado sin dormir fuera de su casa.

¡Qué bonitos son los pasos de aquellos que van proclamando la palabra de Dios! Jesús y tu parroquia cuentan contigo. Los que han hecho el Curso Pablo son candidatos especiales para La Gran Misión. A los demás, también les ofreceremos este curso.