jueves, 5 de noviembre de 2009

¿POR QUÉ PUERTA SE ENTRA A LA IGLESIA?


A la Iglesia se entra por la puerta del Bautismo. El Bautismo lo instituyó Jesús cuando, después de haber resucitado, se apareció a los Apóstoles reunidos en el Cenáculo (lugar donde había celebrado con ellos la Última Cena) y les dijo: Vayan por todo el mundo, prediquen el Evangelio, a los que crean bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Mateo 28, 18-20).

Los Apóstoles cumplieron el mandato de Jesús: Pedro bautizó a Cornelio con su familia (Hechos 10, 48); igualmente Lidia se bautizó con su familia (Hechos 16,14-15); Felipe bautizó al eunuco (Hecho 8,38). Los Apóstoles iban confirmando a los que ya estaban bautizados (Hechos 8, 40); así lo ha seguido haciendo la Iglesia católica durante dos mil años.

El Concilio Vaticano II en su artículo sobre el bautismo dice: El bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el Espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión (Vaticano II número 1213).

¿Quiénes pueden bautizarse? Los padres católicos a sus hijos, y toda persona que quiera formar parte de la Iglesia católica, lo solicite y se prepare para recibirlo y asumir el compromiso que conlleva como discípulo misionero.

¿Porqué la necesidad de padrinos y cuál es su compromiso? El bautizado necesita seguir creciendo en su vida de fe; en el hogar sus padres lo acompañan con su testimonio y formación cristiana; los padrinos representan a la comunidad cristiana y se preocupan de que el ahijado siga preparándose para los demás sacramentos y viva el amor a Dios y al prójimo en el camino de su salvación.

Los padres creyentes, pero no bautizados, antes de bautizar a sus hijos deben prepararse para su bautismo y su matrimonio, o sea, que si ellos no han dado los pasos de la fe, deben prepararse y recibir estos sacramentos para adquirir el derecho de bautizar a sus hijos, pues nadie puede dar lo no tiene; en el caso contrario cuando los hijos tengan la edad suficiente, podrán solicitar el bautismo, prepararse y recibirlo.

El Papa Benedicto XVI dijo a los padres de familia en el IV Encuentro mundial de Familia celebrado en Valencia, España, en el año 2006: “Los padres tienen el derecho y el deber de transmitir la fe a sus hijos para que se sientan hijos de Dios y miembros de la Iglesia”.

Los papás inician el cumplimiento de este compromiso desde que, aún antes de nacer el niño, le buscan padrinos cristianos pensando anticipadamente en el bautismo de sus hijos y en su misión de padres cristianos. Es por eso que la familia cristiana tiene siempre un lugar privilegiado en la mente de Dios y de la Iglesia.

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