miércoles, 25 de febrero de 2009

Miércoles de Ceniza, inicio de la cuaresma, llamada y bendición de Dios

Mons. Pablo Cedano Cedano

La Iglesia Católica estableció en su calendario litúrgico la celebración de la Santa Cuaresma de modo semejante a como la celebramos hoy, a partir del siglo IV por un período de 40 días que se inicia el Miércoles de Ceniza y concluye el Jueves Santo con la celebración de la Ultima Cena.

La Cuaresma es un tiempo especial en el cual Dios nos llama a una confrontación de vida personal y comunitaria a la luz de su amor que ni se agota ni falla, porque El es fiel a su amor aun cuando nosotros no le correspondamos.

La Iglesia asumió el período de 40 días por ser un número bíblico que nos recuerda los 400 años de esclavitud del pueblo de Israel en Egipto y su liberación de parte de Dios a través de Moisés que cruzó con su pueblo el Mar Rojo y atravesó el desierto, los 40 días de camino de Elías hasta el Monte Horeb y los 40 días de Jesús en el desierto en ayuno y penitencia preparándose para iniciar su misión por todo su país con proyección universal.

Siempre ha sido multitudinaria la asistencia a los templos parroquiales y a las capillas los Miércoles de Ceniza. Como es tradición de la Iglesia, ese día se bendice y se impone la Ceniza en la frente de los feligreses, como inicio de la Cuaresma, con ánimo de vivir el espíritu de este tiempo que con ayuno, revisión sobre nuestro modo de vivir la fe y el compromiso como cristiano, pedir perdón por los mandamientos quebrantados y renovar nuestro amor a Dios y al prójimo para celebrar con gozos la resurrección del señor en la Vigilia Pascual y todos los días de nuestra vida.

La Ceniza que utilizamos es extraída de los ramos de palmas del Domingo de Ramos del año anterior que se queman el día precedente a la celebración. Al imponerla en la frente de cada bautizado le decimos al mismo tiempo: Conviértete y cree en el evangelio.

El sentido de la Ceniza
es que, así como se destruyen los ramos de palma al quemarlos y se convierten en Ceniza que acaba desapareciendo, así han de destruirse nuestros pecados que desaparecen por el arrepentimiento, el perdón y entrega del pecador, que se pone al servicio de Dios.

Los católicos no celebramos la Cuaresma como cuaresma en sí, sino como preparación espiritual que nos permite participar santamente en la gran fiesta de la pascua de resurrección de Jesucristo como la mayor prueba de que El es el Hijo de Dios que vino a traernos un mensaje de Amor y de Salvación.

En este sentido, nos preparamos practicando la caridad, ayunando, participando en los retiros, vía crucis, rezando el rosario, confesando y comulgando, privándose de comer carne el miércoles de ceniza, los viernes de cuaresma y el Viernes Santo.

Es importante aprovechar este tiempo de gracia y bendición recordando este mensaje de Jesús “estén preparados, pues no saben el día ni la hora en que se le tocará a la puerta”.

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